"Es capaz de darle la vuelta al concepto estereotipado de la seducción presentándolo en sus facetas más agrias. La posesión, la vanidad, la necesidad de sentirse fetichizado por el otro o la putrefacción de los amores platónicos. Sara Mesa pone el dedo en la llaga de la cultura como herramienta de desclasamiento y en la avaricia del amor."
Una buena historia, desasosegante pero muy bien contada. Por lo tanto, una novela muy recomendable.
En una atmósfera que evoca los laberintos carcelarios de Piranessi y la asfixia del subsuelo dostoievskiano, Sara Mesa nos asoma a un mundo donde anidan la impostura, el acoso que nace del desdén y el desprecio, la provocación implacable, la turbiedad que acabará concretándose en dinero —transacciones—, la sumisión ante el poder, la culpa y su obligada expiación… un mundo que el lector reconoce de inmediato, porque es el nuestro, el de la sociedad de consumo... y del espectáculo.